Hay una verdad amarga acerca del amor y es que a veces no lo siente, existen momentos en la vida donde comprendes que necesitas estar solo.
Nuestra sociedad actual exalta mucho el amor de pareja, el que tengas a alguien a tu lado, el que no te sientas completo si no tienes tu media naranja.
Yo soy un gran defensor de las familias, de ver amigos casarse por amor, de que un hombre y una mujer sean felices por el resto de sus vidas.
Pero también he aprendido que nos toca momentos en donde es mejor estar apartados, un tiempo de reflexión y de encontrarse a uno mismo mientras llega la persona indicada.
Un momento en donde sanas de heridas, donde te quitas las dudas, en donde tienes que superar los miedos, para que entonces estés completo y puedas llenar a alguien más.
A veces por forzar las cosas puedes cometer grandes errores o aún peor, puedes darte cuenta que no estás listo para una relación y lastimar a alguien que sí sentía algo por ti.
Lo peor que uno podría hacer es fingir un falso sentimiento, porque luego uno tiende a sentirse vacío porque en su interior sabe que no es cierto.
Si amo quiero que sea de verdad, dándolo todo de mí porque sé que supe esperar, porque realmente desearía compartir mi tiempo y vida junto a alguien a quien pueda amar.
El mayor reto no siempre es conseguir pareja, el mayor reto es decir no, es tomarse riesgo de ser honesto con uno mismo y saber que no estás listo.
Con el tiempo llegará aquella persona la cual Dios diseñó a cada uno, solo deseo que cuando eso ocurra, yo sea la persona que ella espera encontrar.
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