No hay nada más angustioso que el tener que esperar a la mujer de tus sueños, porque cada minuto que transcurre solo provoca más y más ansiedad por verla.
Cuando la ves llegar el mundo literalmente se detiene, todo lo demás pierde sentido, no existe nadie alrededor que pueda interrumpir ese momento.
El saludarla, el poder tenerla tan cerca, saber que esa sonrisa que lleva puesta en su rostro la provocaste tú, no tiene precio.
Conversar de cualquier tema para poder ver cada uno de sus gestos, enamorarte sin querer de todas sus miradas.
El poder ser sincero, saber que puedes confiar plenamente en ella, comentarle cualquier tema complicado y saber que intentará hacerte reír para que te sientas bien.
Cuando ocurre todo lo anterior, cuando sabes en tu corazón que la mujer que tienes al frente es la única a la que has amado de esa manera, entonces no quieres perderla, quieres que ese sentimiento y que aquel encuentro se repita por siempre.
Estando allí te das cuenta que aquella mujer es todo lo que necesitas para ser feliz, no tienes que seguir buscando o esperando a nadie más.
Te das cuenta que ella es la única con la que te sientas completo, es la pieza faltante en el rompecabezas de tu corazón.
Te das cuenta que ella es todo lo que deseas, que jamás existirá otra persona que te haga sentir tantas cosas o con la cual puedas sentirte tan vivo.
Y entonces cuando piensas en todo ello, ella escucha tus susurros, la miras a los ojos y no queda más que decirle: Tú eres todo lo que…
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