La vida está llena de estaciones, así como paradas tiene un tren o un bus, algunas de ellas pueden ser buenas, otras malas.
“La felicidad es una estación de parada en el camino entre lo demasiado y
lo muy poco”. Channing Pollock
Lo importante es seguir avanzando, no detenerse o deprimirse por la estación en la que nos encontramos actualmente.
Es solo una parada, todavía no hemos alcanzado la última estación, no hay necesidad de deprimirnos porque todavía quedan más.
Si nos toca una buena parada, tampoco debemos olvidar que quizá no es nuestra última estación, la vida puede dar vueltas de repente.
Seamos sabios en cada parada que nos encontremos, hasta no alcanzar la última tratemos de estar siempre preparados y atentos.
Hay momentos en donde parece que avanzamos lentamente, en otros dará la impresión que corremos muy aprisa.
Por eso disfrutemos el trayecto, no desistamos, ni permitamos que la depresión, el estrés o la ansiedad nos arruinen el viaje.
Hay personas que suben y bajan de nuestro vagón, no podemos evitar los cambios que habrá en cada parada o estación.
Así que aferrémonos a lo verdaderamente importante, a aquellas cosas que el dinero no puede comprar, ni el tiempo dañar.
Valoremos la fe, la familia, el amor, todas aquellas cosas por las que vale la pena vivir, para que cuando lleguemos al final del viaje, podamos sentirnos satisfechos.
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