Creo que la expresión “Mandar a volar” no necesita de mucha explicación entre nuestros países latinos, sin embargo, voy a aprovecharla para explicarles cómo me siento a veces.
Ya que nadie es perfecto, ni las condiciones en las que vivimos tampoco lo son, habrá días y momentos en donde de verdad queremos mandar a volar todo.
Días en lo que estás tan cansado y los resultados parecen nunca llegar, que deseas mandar a volar todo en tu vida y empezar de cero.
Instantes en los que deseas no pensar y solo ahogar las quejas o la frustración que llevas dentro, porque no sabes que más hacer.
Mandar a volar todo lo malo que se encuentra en tu vida, todas aquellas decisiones que tomaste y que ahora parecen completamente erradas.
Tirar la toalla porque estás cansado del subir al ring y solo recibir golpe tras golpe, porque tus contrincantes pareces más fuertes que tú.
Estar harto de sudar en vano, de hablar en vano, de sentir en vano, de pensar en vano, de trabajar en vano, de vivir en vano.
Querer estar solo porque no quieres cargar a los demás con tus quejas o preocuparlos con tus problemas personales.
Desearías poder volar y dejar todo atrás, tener alas y encontrar otro nido lejano, ser Superman y volar por encima de todo tu mundo.
De pronto, sin saber cómo o por qué llega la respuesta, logras encontrar una salida, conectas un golpe y ganas por “nocaut” o te levantas y te das cuenta que nada fue en vano.
Y ahora te sientes volar, eres un ave que encontró su lugar, un águila que a pesar de todo voló por encima de la tormenta, un Superman que logró ser héroe.
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