TONY VS EL MAL ÁNIMO

El mal ánimo me obliga a reflexionar, a aquejarme y lógicamente a escribir.
Súbete al coche de aquellos que no vieron el vaso medio lleno sino medio vacío.
Que no nos vengan con sus frases motivadoras o sus gritos llenos de energía.
Estamos cansados de aquellos falsos motivadores que no viven como la gente común.
Fácil es desde una nube de riqueza mirar hacia abajo y decir que todo estará bien.
La gente de a pie es la que verdaderamente tiene que encontrar fuerza de flaqueza.
Me doy cuenta que el mal ánimo es solo una excusa para no querer llegar a la meta.
Sentirse como si estuviéramos en una carrera importante y las piernas ya no dan más.
No es que lo desee, pero hay problemas que parecen buscarme sin razón.
Quizá quieran probar mi temple, las tormentas prueban a los buenos marineros.
Ansiamos tanto el primer lugar que olvidamos disfrutar el trayecto y el esfuerzo.
Caminamos rápido sin ver el paisaje de la vida y quemamos los días sin vivir realmente.
Me doy cuenta que el mal ánimo es la consecuencia de vivir sin un verdadero propósito.
Quizá la mayor medicina que pueda recomendar para vencer el mal ánimo radica en encontrar esas razones que, aunque parezcan pequeñas son las que nos mantienen vivos, todo aquello que nos impulsan en nuestros peores momentos a seguir adelante y tener cerca a aquellas personas que con solo verlas nos hacen sonreír todos los días.


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