Como un atardecer



Voy por la calle y escuché a un niño reír, su risa se convirtió en una melodía que hace tiempo no escuchaba, por un instante la presión de la vida desapareció.
El niño interior que solía cantar por las calles apareció gritando: Quiero sentirme vivo otra vez! Mis pulmones se llenan de aire y sigo la música de mi corazón.
Estoy recordando lo que se siente reír a carcajadas, lo que se siente que tu rostro exprese tanta felicidad, lo que se siente dejar lo malo atrás.
Por un instante no importa lo que piense el resto de mí, quiero hacer una locura, correr y sentir la adrenalina, levantar los brazos e imaginar que vuelo sobre el mar.
Dios ha pintado un hermoso atardecer que me hace llorar, estoy lleno de dudas, lleno de inseguridad pero por un rato quería huir de todo, quería sentirme libre.

Escucho a mi niño interior, mi alma de escritor que me dice:
Toma una tuerca y suelta un poco los tornillos, no tienes porque siempre ser tan rígido, debes recordar que los sueños se pueden hacer realidad.
Toma un poco de aceite y échalo en todas las uniones, deja de rechinar y quejarte de las cosas malas que pasan, aprende a vivir con una sonrisa.
Toma un pincel y pinta una vida hermosa, la vida es una hoja en blanco que necesita ser escrita, tienes que darle los colores y las letras que la hagan ser hermosa.

Las lágrimas caen sobre mi sonrisa, mis ojos se pierden en aquel cielo lleno de colores y me digo a mi mismo que tengo que lograr que mi vida sea tan bella como un atardecer.
Mi corazón se llena de alegría, mi alma se nutre con los recuerdos de las personas que me hacen sentir amado, estoy lleno de fe y de ganas de vivir.
Mi vida tiene sentido, mi vida tiene un gran propósito voy a brillar más fuerte que el sol, mi vida será una historia llena de color y letras alegres.

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