He dejado de escribir por un buen tiempo y no tienen idea de lo increíble que se siente sentir las teclas bajo mis dedos, el observar como una hoja en blanco se llena de palabras y saber que estás creando algo que puede motivar a otra persona.
Estuve alejado de la escritura por muchas razones, quizá pueda tener miles de excusas de porque lo hice y de seguro mis amigos de las letras y que leen lo que escribo tendrán sus propias teorías, pero hora voy a contarles la verdad.
A veces uno vive y escribe mucho pero cuando aquello que escribes dejas de vivirlo te das cuenta que necesitas un cambio, que necesitas que esas letras realmente sean parte de tu vivir, porque el amor que siento por las letras se debe a que puedo expresarme, que puedo motivarlos con aquello que vivo y transcribir todo lo que siento.
Me daba pena escribir algo que no sentía realmente y me tomé el tiempo necesario para cambiar un poco, para escribir nuevos capítulos en mi vida, para aventurarme y disfrutar aquellas cosas que me rodean y que a veces sin querer no las valoramos.
Hoy regreso a las letras y al bello arte de escribir totalmente renovado, con nuevas ganas de dejar mi huella no en la literatura sino en los corazones de aquellas personas que me leen y pueden encontrar en mis publicaciones un poco de aliento.
El pensador ha regresado y los animo a hacer lo mismo, a no ser solo lectores o escritores sino que salgan un rato, apaguen el computador y pasen tiempo con sus familias, con sus parejas, con aquellas personas que los aman, y también amplíen sus horizontes, descubran nuevos hobbys, nuevas metas y nuevos sueños.
Muchas gracias a todos los que leen esto, a todos los que estuvieron esperando mi regreso y a los que considero mis amigos sin poder conocerlo personalmente pero que por este medio he sabido querer y apreciar.
Un abrazo a todos y Dios los bendiga mucho.
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