Victorias y derrotas


He escuchado con tonos de sorpresa, el que no comprendan como es que estoy tan confiado acerca del porvenir.

Lo que muchos no saben es que la fe es lo único que me queda, Dios es lo único que realmente tengo cuando aquel ejército armado viene contra mí.

Estoy cansado de perder batallas, estoy hastiado de tener que luchar hasta con el alma para no tener que abdicar.

Por ratos puedo sonreír al ganar una lucha, puedo sentirme feliz cuando no cedo los terrenos de mi corazón a aquellos que buscan mi tristeza.

He llegado a sentirme perdido en mi propia nación, me siento sitiado, siento que estoy como un refugiado en mi propia ciudad.

Los sonidos de tanques me hacen temblar, son malas noticias llenas de crueldad, son problemas que intentan hacerme bajar la bandera.

A veces la vida parece una guerra fría pero sé que mis malos ratos no se comparan en nada a la crueldad que muchos inocentes soportan.

Cuando veo los casos de Ana Frank y de muchos otros que tuvieron que soportar estar en campos de concentración, me pregunto: ¿De qué me estoy quejando?

Hay ideas deprimentes que son como balas en mi mente y me hacen querer hacer bajar la guardia, pero no voy a permitirme vender mi libertad.

Para mí la rendición no es una opción, tengo que cuidar lo que se me ha entregado, voy a pelear por mis sueños y por la victoria.

Por momentos tendré miedo al estar enfrente del campo enemigo, al ver sus tropas acercarse, pero no habrá enemigo que pueda detener mis convicciones.

Yo guardo la esperanza de que muy pronto escucharé la trompeta de la victoria y el sonido de mis gritos proclamando la paz.



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