Esa parte de mí que me susurra que me rinda o que desea venganza por antiguos errores.
Aquella parte con la cual sin notarlo lucho cada día en una guerra que parece no tener fin.
Una parte oscura que a veces parece tener vida propia y se esconde en lo profundo de mí ser.
Esa parte de mí que sale en los peores momentos como una fiera intentando protegerse, como una presa que desesperada intenta atacar cuando se encuentra llena de miedo y no encuentra piedad.
Sé que puede sonar como una ayuda pero no lo es, es más bien como una ira que no mengua, como un llanto que no cesa o como una angustia que me oprime fuertemente el pecho.
De seguro es por eso que dicen que nuestra mayor pelea la tenemos contra nosotros mismos.
Es por culpa de eso que muchas veces he herido corazones, he perdido oportunidades y he alejado a personas que quiero.
Pero no habrá un día en que no luche por ser mejor, por intentar conocer los secretos de mi alma y por llevar Luz a mi corazón.
Ciertamente hay muchas partes de mí que no conozco y que serán difíciles de comprender, pero si hay algo positivo en todo esto es que aquella lucha me hace mejor, aquella guerra interna me obliga a escoger siempre lo correcto y me mantiene alejado de los tonos grises.
Quizá suene confuso pero estoy totalmente seguro que todos tenemos una parte interior que no conocemos y que nos cuesta dominar y depende únicamente de nosotros el no permitir que esa área nos controle y nos defina.
Y espero con el tiempo poder convertir cada parte de mi persona en un medio para servir y ayudar mejor a mi familia, a mis amigos, a todos los demás y a mí mismo.
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