Te quiero papá


Cuando pienso en el hombre en el que quiero convertirme, el retrato de mi padre aparece en mi mente.

Cuando era niño no entendía mucho de la vida, le temía casi a cualquier cosa pero cuando mi papá estaba cerca los miedos se iban.

En esos años no podía entender porque mí padres no pasaba tanto tiempo en casa, no sabía nada del trabajo o no comprendía porque no podía jugar con nosotros al llegar la noche.

En esa edad no tenía idea de sus luchas, de sus cargas, de sus preocupaciones o de lo mucho que se esforzaba al trabajar y pagar las cuentas.

Los padres llevan el peso del hogar y a la vez buscan criarnos y darnos toda la felicidad que podamos tener.

Tener un buen padre es como tener un Superman en casa, se levanta a pesar de los problemas, muestra una sonrisa de acero que aleja las preocupaciones y es el héroe del hogar.

Siendo muy honesto les contaré que no entendí a mi padre hasta que empecé a trabajar, no supe lo persistente que era hasta que me cambié de trabajo y no supe lo valiente que podía ser hasta comprobar su ejemplo de cristianismo y su fidelidad hacia su hogar.

Me siento orgulloso al verlo feliz con mi madre, cuando lo veo ayudando a mis hermanos, cuando lo veo trabajar, cuando lo veo luchar cada día por darnos felicidad.

No se lo digo muy seguido pero lo quiero mucho y creo que él ha logrado algo muy importante, el que sus hijos puedan admirarlo y decir: Que buen papá tengo.

Mi padre es el hombre más inteligente que conozco, es el más motivador, el más gentil, el más divertido, el más tenaz y al verlo realmente me hace pensar en lo mucho que me falta todavía por crecer.

Quiero aconsejarles que sin importar la edad que tengan traten de ser comprensibles con sus padres, traten de pensar en la gran responsabilidad que tienen y quiéranlos porque es una gran fortuna tener un padre al cual abrazar.

Feliz Día a todos los padres que leen esto y en especial a mi gran papá.



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