Desgano


Detesto los días en donde tengo ganas de hacer nada o aún peor los días en donde en vez de sentirme un ganador me siento un perdedor.

Días en los que me levanto en las mañanas pensando si será un buen día o si por el contrario será otra guerra por sobrevivir.

Me molestan estos días en donde no reconozco al sujeto frente al espejo, en donde no puedo entender porque no sonríe o porque su mirada se ve tan fría.

Esos días en donde hasta creo que nunca me he enamorado de verdad, que nunca he querido arriesgarlo todo por alguien ni he entregado el corazón a ninguna persona.

Momentos que parecen de eterno aburrimiento, en donde la voz en mi cabeza guarda silencio y no logro ver arte en ningún lado.

Días grises en donde hasta el atardecer pierde su color, en donde el brillo del sol me es molesto y en donde la luna no logra inspirar poesías.

Ese tipo de días en donde los sueños no parecen animarme, las frases motivadoras no logran encender mis ánimos y las letras se convierten en una carga.

Días como hoy en donde quisiera que el mundo se detuviera, que la paz eterna llegara o en donde pienso demasiado en lo pasado.

Días en los que termino el día sin tener nada bueno que decir, esperando que llegue el mañana o en donde solo deseo que se llene la hoja para dejar de escribir.

Días en los cuales a pesar de todo agradezco a Dios por la vida, en donde en contra de mis intenciones decido guardar la fe y en los cuales con todo mi esfuerzo trato de sacarle una sonrisa al sujeto frente al espejo.



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