Si algo he aprendido este año es que no existe la persona perfecta, porque todos cometemos errores o caeremos en algún momento.
Siendo totalmente honesto me cuesta admitir que muchas veces no he sido aquello que he escrito, por momentos he perdido la fe, me he cuestionado mis ideales y hasta me olvidé de mis sueños.
Me he puesto a pensar que tal vez existen grandes fuerzas que nos definen, como el amor, el odio, el miedo o la fe pero somos nosotros mismos los que permitimos en qué manera nos moldean.
Lo ideal sería, ya que es nuestra elección el tratar de ser aquella persona que siempre soñamos con ser, aquella persona que brilla en un buen día, esa persona que los demás admiran, es decir en pocas palabras convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.
Sé que a veces puedo sonar como un adulto responsable, pero en el fondo siempre soy un joven alocado que intenta cambiar el mundo y alcanzar sus sueños, es por eso que quiero hacer esto, quiero pensar y actuar como aquella persona que veo cada vez que imagino mi futuro.
No puedo pensar en seguir una monotonía o seguir a la mayoría hacia una vida sin propósito y escaza de metas y logros.
Yo quiero que mi vida esté llena de fe, de inspiración, de arte y que sea colorida comparada con las vidas grises y tristes que abundan hoy a nuestro alrededor.
Quiero ser un grito de valentía en vez de un silencio aterrador, quiero ser sonrisas en vez de lágrimas, quiero ser un poema en vez de un réquiem.
Esa es mi meta ser el mejor todo el tiempo, vivir al máximo las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana.
No habrá más días en vano, no habrá momentos desperdiciados, porque viviré dándolo todo y con el corazón dispuesto a dar lo mejor de mí.
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