Hay tantas voces y gritos a la vez que es muy difícil saber que escoger.
A veces me pregunto, ¿Cuándo se acabarán las dudas o los miedos?
No entiendo porque las preguntas siguen rondando mi mente o porque los miedos siguen intentando hallar cabida y porque mis metas siguen estando presentes sin concluirse.
Todavía sigo decidiendo quien soy en realidad, un cristiano, un joven rebelde, un escritor, un mal lector, un pensador, un soñador, un ingeniero o todo eso y más.
En momentos como este siento que mi vida es un cliché, una película ya vista o una aburrida historia dramática, porque a pesar de todas las ironías de mi vida yo no soy una comedia.
Sin embargo si este fuera mi último escrito, debo confesarles que he sido muy afortunado y que he vivido la mejor aventura que Dios le haya podido dar a un mortal.
He sido afortunado al poder comprobar el cariño de mis padres y la amistad de mis hermanos.
He sido afortunado con cada verdadero amigo que ha llegado a mi vida.
He sido afortunado con cada compañero que se ha cruzado en mi Camino.
He sido afortunado con todas las historias que he recolectado.
He sido afortunado con talentos inmerecidos.
He sido afortunado con cada tristeza y decepción que me enseñaron a madurar.
He sido afortunada con cada alegría y sonrisa.
He sido afortunado al ser querido.
He sido afortunado al encontrar y creer en Dios.
He sido afortunado en cada nueva oportunidad.
He sido afortunado cada vez que he podido ayudar a alguien.
He sido afortunado cada vez que he sido la razón de una sonrisa.
Gracias por eso a Dios, a todos los que forman parte de mi vida y a todos aquellos que me leen.
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