Es para usted

Hoy quiero escribir algo que le servirá a usted, así que présteme unos minutos mientras termina de leerme y recuerde mientras lo lee, que esto se lo escribí únicamente para usted.

Noto algo de tristeza en su rostro, una seriedad que intenta ocultar con sonrisas falsas.

Puede que me equivoque y no sea tristeza, sino preocupación o esos pensamientos en el futuro y en lo que le falta lograr.
Todos dicen que para el futuro falta mucho y que al final si se esfuerza todo le irá bien.
¿Pero cómo sabemos que en verdad nos irá bien?

Y es que entre más crecemos más se nos nota esa mente de adulto, haciendo preguntas tontas y olvidando que no necesitamos saber la respuesta, lo único que necesitamos es creer como niños que así será.

Si al igual que yo usted también se queja de la soledad, porque no ha encontrado a la persona especial, porque le falta un aro de bodas o porque sus historias siempre llevan final.

Recuerde que lo bueno se hace esperar, que no necesita modelos o pensadores a su lado, sino un ancla en la cual pueda descansar y una compañía que siga a su lado durante todo su caminar.

Recuerde también a ese gran tesoro invaluable que es la familia y a esos inmerecidos amigos verdaderos que son tan escasos y que al igual que los hermanos a veces descuidamos.

Deseo que hoy aprenda que sufrir es parte del vivir, que a veces es inevitable tropezar, que esforzarse es dar lo mejor de uno, que caer solo se inventó para que aprendamos a levantarnos y que la única razón para mirar hacia atrás es para disfrutar de un recuerdo y no para querer regresar.

Yo no puedo asegurarle que se casará, tampoco puedo sustentar que tendrá hijos, tampoco puedo afirmar que hará orgullosos a sus padres o que no decepcionará a sus amigos.

Pero si puedo decirle de todo corazón que si usted cree, que si no pierde la fe y la esperanza a pesar de lo dura que es la vida o de las heridas que es inevitable tener, entonces un orgullo sano embargará su corazón y la felicidad acobijará su rostro cuando llegue el final.

Olvídese de los por qué, no se pregunte por qué cambio el escenario, por qué pasaron ciertas cosas, por qué lo dejaron atrás o por qué perdimos aquella batalla.

Si el buen Dios lo permitió es porque es necesario, porque a veces no basta dar lo mejor para ganar y que a veces es necesario perder ciertas batallas para ganar la guerra.

Y si por último usted cree que la vida siempre es escasa con sus alegrías, que no ha habido un solo día en que la gracia le ha sonreído.

Entonces dese cuenta que hoy está con vida, que debe aprender de sus derrotas y festejar sus victorias, que hoy tiene el potencial para conquistar su destino, que por sus venas corre la vida, que su corazón bombea valentía y puede usted si se lo propone alcanzar cualquier sueño.

Gracias por su tiempo, por ser un gran lector y espero que de aquí al menos haya podido sacar una bonita lección.

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