Todo es vanidad

Trabajamos tanto, nos esforzamos por subir de cargo, intentamos tener las mejores posiciones que podamos y al final una sola enfermedad, un accidente o una tragedia derrumba todas esas horas extra que nos impideron estar con nuestros seres queridos

Buscamos como locos la belleza en la pareja, los ojos claros, el cuerpo perfecto, sin pensar que todo aquello con los años se pierde o de que nada de eso sirve si su interior no es igual de bello.

Preferimos el estrés de la vida antes que sentarnos un rato a ver una puesta de sol.

Preferimos ganar un cada vez más sobrevalorado renombre antes que sentarnos a jugar un rato con nuestros hijos.

Enloquecemos por disfrutar tanto de la vida, por perdernos en las noches, por vivir al máximo cada instante y descuidamos pensar en las consecuencias y en el futuro.

Aparentamos ser felices comprando joyas, tomándonos fotos, engañando al resto al usar máscaras caras y olvidamos que no hay tesoro más grande que el amor, la fe, la verdad y la amistad.

Preferimos endurecer el corazón con amores pasajeros que esperar el amor autentico.

Preferimos seguir las reglas de un sistema errado en vez de atrevernos a seguir nuestros sueños.

Preferimos una vida vana en vez de descubrir los misterios que encierra la vida, preferimos la seguridad de un falso sendero que encontrar el Camino verdadero.