Conversando con el embajador


Uno nota cuando está en un lugar privilegiado, todos te miran extraño, cómo preguntándose qué haces allí y el ambiente se siente diferente como si estuviera cargado de tensión.

Extrañamente durante mi vida he conocido a muchas personas de buen cargo y hoy no sería la excepción, porque allí me encontraba yo esperando a un embajador, el cual apareció repentinamente para conducirme a su oficina.

En aquella oficina pude observar fotos de sus viajes por el mundo, como por ejemplo una foto junto a niños africanos que me llamo la atención.

Pero el detalle que más me impresionó, no fueron aquellas fotos o el saber que la conversación sería grabada, sino el observar su mirada.

He visto esa mirada pocas veces en mi vida, la he visto en mi padre y en algunas personas que considero importantes, es una mirada que expresa la responsabilidad que llevan sobre sus hombros, la carga que llevan a sus espaldas pero que a la vez esta mezclada con tal valentía y cierto afecto que serías capaz de seguir a esas persona a donde sea.

No es el tipo de mirada con la cual se nace, es el tipo de mirada que se gana tras muchas batallas en la vida.

Es el tipo de mirada que expresa derrotas y victorias, que denota años de experiencia.

Estoy seguro que esa misma mirada la tuvieron grandes personajes a lo largo de la historia, ya que veces no necesitas conocer toda vida de una persona para poder confiar en ella, a veces solo se necesita poder ver sus ojos los cuales son el espejo del alma.

Y al final de charlar con ese tipo de personas notas en su actitud, en su manera de hablar y en su porte un carácter inquebrantable que inspira seguridad y confianza.

Después de aquella reunión, terminé recordando aquellas personas que me marcaron y lograron motivarme a ser mejor y al despedirme me fui con la promesa interna de que yo también lucharía por ser así.

Sé que no será fácil ser convertirme en aquel tipo de persona que inspire a los demás pero creo que esa sería una buena meta en la vida, el poder vivir de tal modo que los demás nos vean con respeto, convertirnos en un modelo de persona que cause admiración y que al final de nuestras vidas podamos con nuestro testimonio de vida estar contentos de lo que vivimos y estar seguros de que podemos motivar también a otros a ser mejores.



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