Quisiéramos ver siempre un cielo despejado con mucho sol y tener un día en que todas las cosas salieran bien para entonces poder expresar nuestra completa felicidad.
Pero la realidad es que muchas veces el cielo se encuentra gris, las nubes tapan el sol y posiblemente las cosas no salgan cómo lo esperamos.
Y es así como aprendemos que la felicidad no proviene de lo externo sino que proviene de nuestro interior.
La vida no es siempre un arco iris, existirán días fríos y noches tormentosas en los cuales deberemos ser muy fuertes para poder soportar todas las penas.
Pero debemos hacerlo, porque aquel que no sabe sonreír en la tristeza no sabrá apreciar los momentos de felicidad.
Sé que suena fácil pero les aseguro que no lo es, aun incluso mientras estoy escribiendo, una parte de mí lucha para poder olvidar el duro día que he tenido, mientras que la otra parte de mí sonríe recordando las muchas razones que tengo a mi alrededor para ser feliz.
Muchas veces me preguntan: ¿Por qué mayormente escribes mensajes positivos?
Yo les respondo: Porque todos los días necesitamos recordar que debemos ser felices.
No podemos esperar que se cumplan todas nuestras metas o que alcancemos todos nuestros deseos o que las cosas mejoren para poder ser felices.
Desearía que la vida fuera fácil, pero no lo es y a veces el mundo que nos rodea puede ser muy cruel.
Por eso es importante apreciar lo que tenemos ahora, valorar a las invaluables personas que nos rodean y recordar que siempre podemos confiar en Dios.
La felicidad no es un momento en el tiempo, ni tampoco una estación en nuestro vivir, sino que la felicidad es una actitud y un estilo de vida.
Luche por sonreír, alégrese en la adversidad, cante bajo la lluvia, confíe en Dios en medio de las tormentas y aprenderá a ser feliz bajo cualquier circunstancia.
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