La vida siempre continúa


Oh, estoy en un manicomio, atado y al borde de la locura, encerrado en un extraño cuarto esperando hablar con el doctor.

El doctor aparece y me pregunta: ¿Qué le sucede joven? ¿Por qué actúa tan diferente?
Y yo le respondo: Perdóneme pero a mí no me enseñaron a rendirme, me enseñaron a superar los momentos malos y me criaron para reírme después de cada tragedia.

Doctor: Joven, se da cuenta que afuera todos se deprimen cuando algo malo ocurre o buscan todo el tiempo algún motivo para estar desanimados.

Yo: No tengo porque ser igual que el resto, ser diferentes es lo que nos hace especiales y si lo único diferente en mí es que puedo reírme de mis males, entonces lo haré.

Doctor: Joven mi diagnóstico es que usted, no ha comprendido a valorar los momentos tristes y que los oculta detrás de una cortina de risas y sarcasmo.

Yo: Doctor sí he aprendido mucho de los momentos malos, me he vuelto más fuerte después de cada cicatriz que dejaron en mi corazón pero he encontrado que la mejor medicina contra eso es la felicidad, y que las lágrimas no curan sino las sonrisas.

Doctor: Joven usted se empeña en lo que cree que es correcto pero dígame, ¿Qué aprendió de esos “malos momentos” como usted los llama.

Yo: Aprendí que muchas veces es imposible no volver a repetirlos porque nunca sabemos a dónde nos conducirá la vida, aprendí que la pena puede volverse una mala costumbre, aprendí que muchas veces los momentos malos enseñan más que los buenos momentos, aprendí que todos ocultamos algo y que no hay nada más valioso como encontrar a una persona con la cual podamos ser sinceros, aprendí que los verdaderos amigos son pocos porque son los únicos capaces de quedarse a nuestro lado cuando todo parece perdido, aprendí que muchos tienen familias pero que hermoso es saber que tienes un hogar al cual regresar, aprendí que Dios no es una palabra teórica sino que Él es muy real y aprendí que no importa que suceda, la vida siempre continúa.

Doctor: Joven puede retirarse, usted ya aprendió la lección.

Yo: ¿Cuál lección?

Doctor: Que la vida siempre continúa y joven hágame el favor de decírselo a los demás.

Yo: Gracias doctor, lo haré.

Y ahora voy saliendo del manicomio convencido de que si estoy loco, pero loco de vida.


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