Locura


Eclesiastés 2:2 A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?

¿Cómo no querer a ese tipo?

Su nombre es Salomón, fue el hombre más sabio sobre la tierra y es el autor de esas palabras.

Todos deseamos ser felices, algunos hacen TODO lo posible para poder alcanzar aquello que piensan le traerá felicidad y para muchos esa es la mayor meta de su vida.

La vida está creada de una manera que pareciera que no podemos ser felices todo el tiempo, siempre habrá subidas y bajadas, siempre el día y la noche o el verano y el invierno.

Muchos no lo creerán pero eso es parte de lo bonito de la vida, esa forma en la que somos obligados a esforzarnos aunque no queramos para salir de los problemas, la forma es que somos presionados a pensar más de lo normal para salir de las pruebas o la manera en que maduramos tras pasar por una decepción o tristeza.

Nadie dijo que sería fácil pero simplemente es lo que es.

Aunque para mí lo mejor de todo es que mientras vivimos sin importar cuan mal parezca ir nuestra vida siempre podemos encontrar la forma de empezar de nuevo y de volver a intentar encontrar el camino a la felicidad.

Yo sé que muchas veces quisiéramos que todo fuera más sencillo, que de vez en cuando pudiéramos ganar algunas batallas o deseamos que la compañía sea más agradable pero si seguimos peleando al final podemos ganar la guerra, nunca debemos dejar de creer que más adelante existen mejores días y de disfrutar de la vida que hoy tenemos, porque quizá ahora es de noche pero aun así podemos disfrutar de las estrellas.

Si lo pensaran mejor entonces quizá Salomón tenía razón, si no sufrimos un poco nunca creceríamos, tendríamos una mentalidad totalmente infantil y errónea de la vida, no tendríamos carácter, tendríamos la madurez de un bebe y quizá si estaríamos locos.


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