Todos nos hemos sentido en algunos momentos solos, separados del resto o pensamos que no encajamos en ningún lugar.
Nos pasamos gran parte de nuestro tiempo intentando encontrar un lugar al cual pertenecer, en donde nos sintamos comprendidos, queridos, aceptados y amados.
Existen tantas personas en el mundo sin embargo cada una de ellas es diferente y a veces encontrar a alguien con el cual poder ser sincero, transparente o sentir una verdadera amistad parece muy difícil.
Muchos de nosotros buscamos un refugio ante la soledad, porque la verdad es que digan lo que digan nadie quiere sentirse solo.
Buscamos amigos, grupos de estudio, reuniones, parejas, familia, cualquier grupo de personas al cual pertenecer y una vez que lo encontramos lo defendemos a capa y espada a veces con tal fuerza que no queremos ver los errores, nos aferramos a la idea de acabar con la soledad.
Nos rodeamos de amigos que no nos convienen solo porque somos aceptados, aunque en el fondo sabemos que esa amistad es una mentira.
Nos enamoramos de la persona equivocada solo porque en un momento nos hizo sentir especiales y aunque sabemos cómo va a terminar todo, lo hacemos para tener a alguien a nuestro lado.
¿Cuántas veces nos hemos equivocado por intentar llenar el corazón y cuántas veces nos seguiremos equivocando?
La verdad es que los verdaderos amigos valen oro y el amor verdadero vale una vida.
El sentir que encajamos en un lugar no tiene precio, esa emoción de pertenecer a un lugar es sencillamente indescriptible.
A veces nos equivocaremos en esta búsqueda de encontrar nuestro lugar, muchas veces fallaremos en nuestro intento o seremos traicionados pero estemos atentos a las señales y no nos ceguemos a la verdad.
Al final todo aquel que busca encuentra y siempre hay un lugar para nosotros, siempre habrá una persona especial esperándote, nunca faltará al menos un amigo real y jamás olvidemos de que Dios también es un gran amigo que nunca nos dejará.
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