Viviendo en Letras

Una vez que comienzas a escribir te das cuenta que no puedes detenerte, todo tu mundo se convierte en letras, el aire en palabras y la sangre en frases.

Creas vidas, construyes mundos pero todo eso es un intento desesperado del alma por expresarse, por reflejar en tinta o en pixeles lo que llevas dentro y callas en sonidos.

Algunos se preguntan porque los escritores tienen vidas diferentes, vidas que al comienzo parecen sufridas o duras y después crean esos extraños hábitos y costumbres de aislamientos y de visitar lugares poéticos para pensar.

La vida del escritor debe ser intensa para que pueda inspirarse, los escritores convierten aquellos sentimientos y emociones en historias fascinantes, pasar por aquellas circunstancias les ayuda a abrir el corazón y dejarse llevar recordando lo que sintieron mientras lo escriben.

Crean costumbres extrañas o diferentes porque es su modo de ordenar sus ideas y de encontrar un poco de tranquilidad, es un momento en el cual logran calmar sus emociones y meditan sobre lo sucedido.

Se aíslan porque si contarán todo lo que sienten no les quedaría palabras para escribir, ocultarán muchas cosas y de pronto explotarán sus sentimientos y emociones en palabras al ya no poder contenerlas y por fin los demás descubrirán como se sentían.

No sé si soy un escritor o solo el intento de uno, no sé cuál es el camino para convertirme en uno, lo único que sé es cada vez que escribo siento como si volara, como si tuviera un superpoder o cómo si por un instante cualquier cosa fuera posible.

Sólo el tiempo dirá si soy digno de mención, si mi nombre estará junto a otros grandes artistas o si en algunos años habrá estudiantes que se ven obligados a aprenderse mi historia, pero lo único que quiero es que lo escribo le sirva a alguien, que inspire a un ser humano a convertirse en una mejor persona, que yo mismo pueda disfrutar siempre de este increíble don que sin dudas es un regalo de Dios y que al pasar los años pueda seguir sin importar que suceda viviendo en letras.