El amor


Lo puedes ver muy poco en estos tiempos, ya no se ven muy seguido los ojos enamorados o las sonrisas sinceras por la felicidad de tener a la persona que se quiere al lado.

Se pierde rápidamente el primer beso, se olvida el primer contacto de las manos o aquella tierna mirada a los ojos de la otra persona.

Corremos en la relación tan rápido que olvidamos las fechas, lo convertirnos en algo tan rutinario que solo nos emparejamos para saber si por suerte esta vez nos toca la persona correcta.

Las relaciones se terminan tan rápido que ni siquiera se puede tomar el tiempo para realmente intentarlo, dejamos que los problemas se junten sin solucionarlos y al final cargamos con todo.

Soñamos aunque lo neguemos con la familia ideal y la pareja perfecta pero escogemos tan mal que ya hasta parece solo un sueño o un aburrido cuento de hadas.

El amor ya no parece el de antes, ese que nos contaban nuestros abuelos mirándose con ternura mientras nos contaban la historia de cómo se conocieron o el de algunos padres que todavía son capaces de tomarse de la mano y no mencionan la palabra divorcio.

Somos la generación del amor moderno, en donde existen más canciones de amor pero menos sentimiento, en donde existe el llamado amor libre pero las separaciones aumentan, en donde ahora todo el mundo parece escribir pero muy pocos dicen lo que realmente sienten.

El amor ha cambiado o somos nosotros los que ya no conocemos el amor, en una época donde la máxima palabra que se dice es un “me gustas”, en donde no le ponemos emoción a los “te quiero” y en donde hasta parece prohibido decir “te amo”.

El amor tan necesario en estos días, en donde debería llevar a la pareja a un “si, acepto” en una iglesia, en donde debería terminar hasta que ambos mueran o en donde deberíamos intentar al menos conocerlo de verdad.


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