Puede resultar doloroso ver como todo cambia a nuestro alrededor, no porque haya pasado algo malo, sino por el hecho de que algo concluya.
A veces quisiera que hubiera momentos que se repitieran una y otra vez como en una especie de bucle temporal, que nos permitiera vivir aquellos instantes repetidamente.
En otras ocasiones desearía no tener que despedirme de aquel compañero que se cambia de trabajo, de ése amigo que viajará a otro país, de aquel pariente que nunca volveré a ver.
Quisiera mantener aquel recuerdo intacto, manteniendo conservando cada detalle y tener el poder regresar allí cada vez que lo necesite.
Un recuerdo vivido de aquel lugar o tiempo en dónde realmente te sentías feliz o en donde realmente encajabas, pero no siempre era capaz de apreciarlo.
Sin embargo, todo da vueltas, no puedes detener los minutos, no puedes frenar el paso del tiempo, no puedes impedir el día y la noche, ni mucho menos que todo a tu alrededor cambie.
La parte dura de la vida es irte acostumbrando a los cambios, debemos ser capaces de reinventarnos y empezar nuevamente, darnos un nuevo comienzo cada vez que sea necesario.
Me cuesta dejar ir algunas cosas, cuesta mucho dejar atrás una parte de ti, cuesta superar que la vida es un cambio constante y que nunca se detiene.
Pero ya que no podemos evitarlo, solo nos queda ser optimistas y confiar que mañana será mejor, creer que cada amanecer por más diferente que sean las circunstancias es una oportunidad para vivir una gran etapa.
Saludaré el nuevo día con fe, creo que Dios preparó algo mejor para mí, confiaré que nuevas aventuras me están aguardando.
Síganos en nuestras redes sociales:
Comentarios
Publicar un comentario