La vida es un aro de luz de miles de colores, un arcoíris multicolor que va cambiando en cada instante de tiempo.
Y el sol se vuelve azul ante la calma, el mar se pone rosa ante el amor y las nubes se vuelven verdes ante la soledad.
Los árboles se vuelven negros ante el dolor, la luna se vuelve roja ante la tristeza y el pasto es morado ante el enojo.
Abres la ventana de la imaginación y puedes ver a personas caminar con la piel de color azul totalmente relajadas, otros están totalmente grises ante la depresión y otros están amarillos por la felicidad.
Y cada acto de la vida también tiene un color, para los momentos de amor un color fucsia tan estridente que ardan los ojos al verlo como arde el corazón, para los momentos de nostalgia un color sepia que nos haga revivir cada emoción y para los momentos de alegría junto a amigos un tono celeste tan relajante como es conocer la amistad.
Le damos color a la vida, como el pintor escoge de su paleta de colores el color perfecto para el cuadro que tiene al frente, pongámosle colores a la vida que tenemos por delante y si la situación lo amerita algunos tonos tristes y oscuros que nos hagan recordar que no todo es felicidad sino que también es necesario aprender de los momentos difíciles.
Dale color a la vida y píntala con los colores de la imaginación y loquéate sacando los colores que llevas en el alma y en el corazón para hacer de tu vida un gran cuadro a full color.
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