No hay peor cosa para mí que aquellos días en los cuales no me siento inspirado, aquellos días en los cuales pareciera que no hubiese palabras ni letras.
Esos días cargados de desánimo en donde pareciera que el foco que nos graba solo capta imagines en tonos grises.
Aquel cuaderno vacío y aquella hoja en blanco sufren por nuestro mal, aquellas personas que quieren escuchar o leer algo de ti, tendrán que sufrir el silencio de un mal día.
Hoy no hay versos, no hay grandes historias, no existen sentimientos encontrados, no hay hazañas convertidas en letras, no hay emociones hechas poemas.
Ni siquiera me importa que este escrito salga bien, solo intento mantener las letras en mis venas y las frases en mi memoria.
Hoy quisiera que aquel pensador que llevo dentro no estuviese durmiendo o que aquel chiquillo tímido arroje algo de imaginación a esta alma deseosa de escribir algo distinto.
Días como hoy desearía haber guardado aunque sea un par de gotas de pensamientos y letras que a veces me inundan el corazón como un mar que rebalsa sobre sus costas.
Hoy no hay letras, no hay palabras, no hay frases, no hay color, no hay inspiración pero aun así continuo intentando motivar aquel motor de la inspiración y de la vida.
Sin letras, sin poesía pero con mucha vida para escribir otro día…
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