Cada nuevo año trae consigo una reflexión, volteamos y vemos nuestro pasado, recordando las cosas buenas y malas que hemos vivido.
El reflejo de una vida que se encuentra en nuestros recuerdos, y muy pocos saben todo lo que hemos pasado y soportado para llegar hasta aquí.
Por ratos sintiéndonos reyes para luego ser golpeados por la vida hasta terminar en el suelo.
Siendo aventureros que se arriesgan a tomar nuevos desafíos y descubrir nuevos caminos hasta nuestros sueños.
Marineros que desafían las crueles aguas tempestuosas de la duda y la depresión, con la esperanza de hallar la isla de la felicidad.
Marionetas movidas por las circunstancias y las casualidades, recordando que hay cosas que escapan de nuestro control.
Alpinistas que escalan los lugares más altos que pocos quieren transitar, porque lo mejor de la vida requiere esfuerzo y sacrificio.
Socorristas que tratamos de ayudar a los que podamos, no dejándonos vencer por mentira del orgullo o el egoísmo.
Artistas que abrimos el corazón y expresamos lo que sentimos, a pesar del riesgo de no ser correspondidos o comprendidos.
Boxeadores que soportamos los duros golpes del contrincante, en nuestra feroz lucha por hacer lo correcto y alcanzar la verdad.
Soldados que vamos tras la conquista de nuestros anhelos, aguantando noches frías llenas de lágrimas y soledades.
Campeones que celebramos cada pequeña victoria, que reconocemos que la vida consiste en pequeños logros día a día.
Así es el reflejo de una vida, una historia que parece no terminar, con momentos alegres y tristes, pero que en conjunto son la biografía que estamos escribiendo.
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